En el mundo empresarial, existen diferentes clasificaciones según el tamaño y la capacidad operativa de las compañías. Una de las más comunes, especialmente en países de economías en desarrollo y en crecimiento, es la microempresa. Este tipo de negocio es fundamental para la economía, ya que impulsa el emprendimiento, genera empleo y dinamiza los mercados locales. Pero, ¿qué es una microempresa exactamente? En este artículo te explicamos su definición, características y en qué se diferencia de una pyme.
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¿Qué se considera una microempresa?
Una microempresa es un tipo de entidad muy pequeña, tanto en términos de número de empleados como en volumen de ingresos o facturación. Este tipo de negocio suele estar construido por una sola persona o por un pequeño grupo familiar, y muchas veces opera a nivel local. La mayoría de los gobiernos establecen criterios específicos para clasificar a una empresa como “micro”, que pueden incluir un máximo de empleados y un límite de ingresos anuales.
En general, una microempresa cuenta con menos de 10 trabajadores y genera ingresos anuales reducidos, lo que la diferencia de empresas pequeñas, medianas o grandes. A pesar de su tamaño, las microempresas cumplen un rol vital en la economía, especialmente en sectores como el comercio minorista, servicios, agricultura, manufactura artesanal y tecnología. Son la puerta de entrada al emprendimiento y una forma accesible de autoempleo.
Características de una microempresa
Las microempresas tienen particularidades que las distinguen de otras formas empresariales. Estas características influyen tanto en su forma de operar como en los recursos disponibles para su gestión.
Entre las principales características de una microempresa encontramos:
- Pocos empleados. Generalmente, menos de 10 personas, incluyendo al propietario.
- Capital reducido. La inversión inicial suele ser baja, lo que limita su capacidad de expansión rápida.
- Gestión centralizada. El dueño suele encargarse de la mayoría de las decisiones y operaciones.
- Flexibilidad operativa. Pueden adaptarse rápidamente a los cambios del mercado local.
- Orientación local. Muchas microempresas operan en comunidades pequeñas o de forma informal.
- Escasa estructura organizativa. No cuentan con departamentos especializados o jerarquías complejas.
- Limitado acceso a financiamiento. Su tamaño puede dificultar el acceso a préstamos o inversores externos.
¿Cuál es la diferencia entre microempresa y pyme?
Aunque muchas veces se confunden los términos, una microempresa y una pyme (pequeña y mediana empresa) no son lo mismo. Es cierto que ambas forman parte del ecosistema de pequeños negocios, pero se distinguen en cuanto a tamaño, capacidad operativa y recursos disponibles. Estas particularidades son importantes a la hora de acceder a financiamiento, beneficios gubernamentales y oportunidades de crecimiento.
Número de empleados
La distinción más evidente está en la cantidad de personas que conforman el equipo. Las microempresas operan con muy pocos trabajadores, usualmente entre una y nueve personas, lo que las hace ideales para iniciativas familiares o de autoempleo. Estas empresas suelen ser más ágiles, pero también tienen limitaciones en cuanto a capacidad operativa.
Las pymes, en cambio, pueden dividirse en pequeñas y medianas empresas. Las pequeñas tienen de 10 a 50 empleados, mientras que las medianas pueden llegar hasta los 250. Esto permite una mayor especialización dentro del equipo, una distribución más eficiente del trabajo y, por lo general, una mayor productividad.
Volumen de facturación
El ingreso anual también varía considerablemente. Una microempresa tiene ingresos bajos o moderados, ya que sus operaciones suelen estar dirigidas a un mercado reducido o local, y no siempre están formalizadas en su totalidad. Estos ingresos limitados restringen su capacidad de inversión y crecimiento.
Las pymes, por otro lado, manejan volúmenes de facturación más altos. Esto no solo les permite reinvertir en el negocio, sino también contar con liquidez para innovar, adquirir tecnología, contratar personal cualificado y expandirse a nuevos mercados. Cuanto mayor sea la facturación, más sólida y competitiva puede ser la empresa.
Estructura organizativa
En las microempresas, la persona fundadora o propietaria del negocio suele estar directamente involucrada en casi todas las áreas: desde la atención al cliente y la producción, hasta las finanzas y el marketing. Esto les da una gran cercanía con el negocio, pero también puede generar sobrecarga y limitar el crecimiento.
En las pymes, existe una estructura jerárquica más clara. Suelen contar con departamentos definidos y personal especializado que asume responsabilidades concretas. Esta organización interna mejora la eficiencia, la toma de decisiones estratégicas y permite a los líderes centrarse en la planificación a largo plazo.
Acceso a recursos y financiamiento
Uno de los grandes desafíos de las microempresas es acceder a financiamiento externo. Al tener menor facturación, poco historial crediticio o no estar registradas formalmente, muchas veces son consideradas de alto riesgo por bancos e inversores. Esto limita sus posibilidades de acceder a préstamos, líneas de crédito o fondos de inversión.
En cambio, las pymes tienen más opciones disponibles. Muchas veces pueden acceder a programas gubernamentales de apoyo, fondos de desarrollo, alianzas estratégicas e incluso financiamiento internacional. Además, al contar con contabilidad formal y proyecciones financieras, pueden demostrar mayor solidez ante entidades financieras o socios estratégicos.
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